
A la víctima del Principio de Peter consciente de su situación, sólo le quedan tres opciones. Una, pedir ser rebajado de su posición para volver a otra en la que pueda rendir. Dos, quedarse en esa posición disfrutando de una vida disoluta. Tres, dejar la organización en la que ha sido atenazado y respetarse a sí mismo, saberse profesional y soltar ataduras. Yo he optado por la tercera.
He trabajado en, hasta ahora, tres continentes, y en cinco países distintos, y en empresas buenas, peores y malas. De la que me marcho ahora no puedo decir que vaya para bien; al revés, me ha decepcionado profundamente en esta segunda etapa, en la que está quemando barcos, que son personas y profesionales. No diré cual es por respeto, y porque pese a todo siempre ha sido una relación de conveniencia.
Toda persona que se precie laboralmente no debe tener miedo al cambio, lo peor que puede hacer es no tomar una decisión. Siempre medida, calculada, sopesada y seria. Y siempre con entusiasmo y sin vuelta atrás, sin miedo. Con respeto, con valores morales claros y con la cabeza fría (en lo que cabe en cada situación)
No hay que tener miedo al vacío inicial, sólo por el hecho del "¿qué hago ahora?" o el "¡otra vez a empezar!" Lo ideal es preplanificarse el cambio.
Bueno, lo que quiero decir es que a partir de Mayo voy a tener más tiempo libre, al menos inicialmente, porque por otro lado Fotocompra necesita estos meses más de mi tiempo. Tengo planes para dentro de unos meses que están en curso, así que no me vendrá mal del todo tener este tiempo para hacer más cosas o replantearme hacia qué puerto voy (aunque no os engaño, ya lo sé... pero es pronto para decirlo...) ^_^
Lo que está claro es que estoy al final de este impasse, viaje a la deriva, y ahora el viento sopla con fuerza. Soy el dueño de mi próximo destino y empiezo a ver el puerto.
Etiquetas: de repente viento, destino, mi vida, mis límites, movimiento, trabajo, vida, viento
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home